El concepto de “batalla cultural” (Kulturkampf) viene principalmente de Antonio Gramsci
,cuyo pensamiento se iba modificando a medida que experimentaba los hechos que ponían a prueba las teorías . Esto lo lleva a desentrañar las causas profundas de la hegemonía capitalista en dichas sociedades y comienza a valorar los aspectos culturales llegando a la conclusión que para poder arribar a una transformación revolucionaria sólida -que eche verdaderas raíces en el alma del pueblo- es necesario la conquista de nuevas pautas culturales. Gramsci cree que existe un modo de pensar en el pueblo, un "sentido común", o modo natural de sentir y pensar que está formado por instituciones tales como la Iglesia, la Universidad, la escuela y los medios de comunicación, entre otros. Es así como el pueblo naturaliza como propios esos valores que contribuyen a identificar el sentido común con el punto de vista interesado del poder capitalista.
Gramsci proponía comenzar por cambiar la superestructura (religión, derecho, arte, ciencia, medios de comunicación) para que transformando la mentalidad de la sociedad civil, luego pudiera tener lugar el cambio político-económico –en la sociedad política- de la infraestructura, no habiendo ya contradicciones entre ambas.
Bajo el discurso , falso de los dominadores , de pluralismo y diversidad se esconde la pretención de imponer una hegemonía que fragmenta los sectores populares.
Fragmentación y diversidad son dos cosas bien diferentes, la primera es un serio problema, la
otra un capital cultural inconmensurable.
Nosotros debemos respetar la diversidad y
combatir la fragmentación y esta existe porque existe una cultura oficial imperante que es reproducción de los valores del dominador y que ridiculiza y subvalora
todo lo diferente.
Esa cultura oficial es uno de los dos posibles resultados de la conquista.
El otro resultado posible es la resistencia y la rebeldía a ese modelo impuesto. Y es justamente esa cultura de la resistencia , de la rebeldía , la que nosotros los peronistas queremos legitimar, la que queremos fortalecer, recrear
Debe ser tarea de una nueva generación de argentinos desterrar las visiones, los enfoques y actitudes etnocéntricos, sectarios y mesiánicos, que son los que reproducen consiente o inconseintemente los mecanismos de la dominación.
Aquí hay una guerra civilizatoria una guerra interparadigmática y es bueno que tomemos
posiciones. A que Argentina nos referimos cuando hablamos de Argentina? A la de las grandes
ciudades, a la del país interior, a la de los pueblos originarios, a la argentina blanca que pretende imponer el discurso hegemónica de los sectores reaccionarios o a la que comienza a transformar su rostro con las más recientes migraciones ?.
La cultura oficial de los dominadores generó el espejismo del progreso, homologando progreso con asimilación, con pérdida de la identidad. Por eso es una cultura de la exclusión y no del diálogo, ella tiene un paradigma que vino en barco desde el fondo de los tiempos y que ha ido mutando de forma más no de contenido.
Argentina nace como posibilidad. Y esta afirmación se basa en el hecho de que en Argentina debían materializarse aquellos sueños quiméricos de una Europa frustrada que ahogada en su propio lazo y sin posibilidad de salvarse a si misma, saltó a la cubierta de los barcos para encontrar más allá del Atlántico el paraíso o la muerte. Es decir que en la misma escencia del ser argentinos hay una gran carga de subjetividad, una especie de mandato que busca consumar sus sueños más sublimes.
Más allá de nuestra pertenencia cultural, más allá de si somos hijos de inmigrantes europeos, no podemos dejar de vibrar al compás de lo que aquí sucede. Nuestro destino por
acción u omisión está ligado a este destino de la tierra al punto que el estar aquí nos
modifica a todos y cada uno más allá de lo que a veces podamos reconocer.
Es hora en definitiva de atrevernos a pensar, a riesgo de equivocarnos una y mil veces,
desde el centro de nosotros mismos y no desde las fronteras de ninguna gran civilización o
imperio por grande o poderoso que este sea.
Recordando que el pueblo como sujeto protagonista de la historia tiene una herencia de lucha que no se agota en el aquí y en el ahora . Esa lucha , esa resistencia viene desde las mismas raíces de nuestra historia , desde las montoneras que se oponían al invasor español , desde la Vuelta de Obligado , desde arrancarle al régimen el voto universal y secreto , desde los años de lucha de la resistencia peronista , desde la valentía de una generación que se atrevío a luchar por una argentina mejor y fue salvajemente diesmada, en sintesís una la lucha sin truega ni cuartel que ha escrito las páginas mas gloriosas de la historia argentina con nuestra propia sangre.
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