miércoles, 5 de junio de 2013

LA BATALLA CULTURAL



Hegemonía - La Batalla Cultural.

Desde las usinas del pensamiento conservador reaccionario se acusa al gobierno nacional y popular de buscar establecer un poder hegemónico , en un intento por demonizar su accionar político , invirtiendo la carga de la prueba e intentando mostrar todo hecho de gobierno como un avance conculcatorio de las libertades y un atentado a los principios republicanos.
Esta acusación en realidad desnuda los propios temores e impotencia de una clase que ha detentado el poder fáctico e impuesto su hegemonía más allá de la voluntad popular , logrando someter una y otra vez a los gobiernos democráticos y que ahora ve como esa hegemonía  que ejercían cambia de manos contra su voluntad.
El término hegemonía deriva del griego eghesthai, que significa "conducir", "ser guía", "ser jefe"; o tal vez del verbo eghemoneno, que significa "guiar", "preceder", "conducir".
La hegemonía avanza al afirmarse la capacidad de dirección política, espiritual y moral de la que hasta ayer, era una clase subordinada.
La supremacía entra en crisis cuando se mantiene el dominio, pero disminuye la capacidad dirigente, cuando la clase social que detenta el poder fáctico no sabe ya dirigir, cuando la concepción del mundo que ella logró afirmar, es ahora rechazada.
La clase social hasta ayer subordinada se convierte a su vez en dirigente cuando sabe indicar concretamente la solución de los problemas; tiene una concepción del mundo que conquista nuevos adherentes, que unifica los sectores sociales que se forman en torno suyo.
Para Gramsci el concepto de hegemonía es pues, una clave de interpretación histórica, de análisis de los procesos políticos ,según él la hegemonía manda, no por poder coercitivo económico o político, sino a través de un discurso de significados con el que logra un consenso libre y cómplice.
Nuestra presidenta habla de la importancia de la batalla cultural , de romper con la cadenas mentales impuestas por las clases dominantes , por primera vez después de 50 años ese poder hegemónico es confrontado y desafiado por un gobierno nacional y popular que no cesa de ampliar su base de legitimación.
Crear una nueva cultura no significa sólo hacer individualmente descubrimientos originales; significa también, y especialmente, difundir verdades ya descubiertas, socializarlas, por así decir, convertirlas en base de acciones vitales, en elemento de coordinación y de orden intelectual y moral. Que una masa de hombres sea llevada a pensar coherentemente y en forma unitaria la realidad presente, es un hecho filosófico mucho más importante y original que el hallazgo, por parte de un genio filosófico, de una nueva verdad que sea patrimonio de pequeños grupos de intelectuales.
La hegemonía tiende a construir un bloque histórico, o sea, a realizar una unidad de fuerzas sociales y políticas diferentes y tiende a mantenerlo unido a través de la concepción del mundo que ella ha trazado y difundido (1).

El concepto de "batalla cultural" (Kulturkampf) viene principalmente de Antonio Gramsci ,cuyo pensamiento se iba modificando a medida que experimentaba los hechos que ponían a prueba las teorías . Esto lo lleva a desentrañar las causas profundas de la hegemonía capitalista en dichas sociedades y comienza a valorar los aspectos culturales llegando a la conclusión que para poder arribar a una transformación revolucionaria sólida -que eche verdaderas raíces en el alma del pueblo- es necesario la conquista de nuevas pautas culturales. Gramsci cree que existe un modo de pensar en el pueblo, un "sentido común", o modo natural de sentir y pensar que está formado por instituciones tales como la Iglesia, la Universidad, la escuela y los medios de comunicación, entre otros. Es así como el pueblo naturaliza como propios esos  valores que contribuyen a identificar el sentido común con el punto de vista interesado del poder capitalista.
Gramsci proponía comenzar por cambiar la superestructura (religión, derecho, arte, ciencia, medios de comunicación) para que transformando la mentalidad de la sociedad civil, luego pudiera tener lugar el cambio político-económico -en la sociedad política- de la infraestructura, no habiendo ya contradicciones entre ambas.
Bajo el discurso , falso , de los dominadores , de pluralismo y diversidad se esconde la pretensión de imponer una hegemonía que fragmenta los sectores populares.
Fragmentasión y diversidad son dos cosas bien diferentes, la primera es un serio problema, la
otra  un  capital  cultural inconmensurable.  Nosotros debemos respetar  la  diversidad y
combatir  la  fragmentasión  y  esta  existe  porque  existe  una cultura oficial
imperante que es reproducción de los valores del dominador y que ridiculiza y subvalora
todo lo diferente.
Esa cultura oficial es uno de los dos posibles resultados de la conquista.
El otro  resultado posible es  la  resistencia y la rebeldía  a ese modelo impuesto. Y  es justamente  esa  cultura  de  la resistencia  , de la rebeldía , la  que nosotros los peronistas queremos legitimar, la que queremos fortalecer, recrear
Debe  ser  tarea  de  una nueva generación de argentinos desterrar las visiones, los enfoques y actitudes etnocéntricos, sectarios y mesiánicos,  que  son  los que  reproducen  consiente  o  inconscientemente  los mecanismos de  la  dominación.
Aquí hay una guerra civilizatoria una guerra interparadigmática y es bueno que tomemos
posiciones. A que Argentina nos referimos cuando hablamos de Argentina? A la de las grandes
ciudades,  a  la  del país  interior,  a  la  de  los pueblos originarios, a la argentina blanca  que pretende imponer el discurso hegemónica de los sectores reaccionarios o a  la  que comienza a transformar su rostro con  las  más recientes migraciones ?.
La  cultura  oficial de los dominadores generó el espejismo  del progreso, homologando progreso  con  asimilación,  con  pérdida  de  la  identidad.  Por eso  es una cultura  de  la exclusión y no del diálogo, ella tiene un paradigma que vino en barco desde el fondo de los tiempos y que ha ido mutando de forma más no de contenido.
Argentina  nace  como  posibilidad. Y esta afirmación se basa en el hecho de que en Argentina debían materializarse aquellos sueños quiméricos de una Europa frustrada que ahogada en su propio  lazo y sin posibilidad de salvarse a si misma, saltó a  la cubierta de  los barcos para  encontrar más allá del Atlántico  el paraíso o  la muerte.  Es decir  que  en  la misma esencia del ser argentinos hay una gran carga de subjetividad, una especie de mandato que busca consumar sus sueños más sublimes.
Más allá  de  nuestra pertenencia cultural, más allá de si somos hijos de inmigrantes europeos, no podemos dejar de vibrar al compás de lo que aquí sucede. Nuestro destino por
acción  u  omisión  está  ligado  a  este  destino  de  la  tierra  al  punto  que  el estar  aquí  nos
modifica a todos y cada uno más allá de lo que a veces podamos reconocer.
Es hora en definitiva de atrevernos a pensar,  a riesgo de  equivocarnos una y mil veces,
desde el centro de nosotros mismos y no desde las fronteras de ninguna gran civilización o
imperio por grande o poderoso que este sea.
Recordando que el pueblo como sujeto protagonista de la historia tiene una herencia de lucha que no  se agota en el aquí y en el ahora . Esa lucha , esa resistencia viene desde las mismas raíces de nuestra historia , desde las montoneras que se oponían al invasor español , desde la Vuelta de Obligado , desde arrancarle al régimen el voto universal y secreto , desde los años de lucha de la resistencia peronista , desde la valentía de una generación que se atrevió a luchar por una argentina mejor y fue salvajemente diezmada, en síntesis una la lucha sin tregua ni cuartel que ha escrito las páginas mas gloriosas de la historia argentina con nuestra propia sangre.
A nosotros los peronistas, los que somos capaces de pensar al país con amor e intensidad , nos cabe el desafío de reflexionar sobre los errores cometidos en el pasado , de continuar la construcción de un modelo nacional y popular socialmente inclusivo ; teniendo muy en claro que los únicos enemigos son los agentes del miedo y la violencia ,los representantes del autoritarismo y de los intereses de las minorías dominantes .
Es nuestra esta firme convicción de que el poder fáctico establecido debe ser discutido , confrontado y re elaborado y que no puede transgredir la dignidad humana ; la política , la cultura y la democracia que también fueron sujetos del cambio de paradigma iniciado por el compañero presidente Néstor, continuado y profundizado por la compañera presidenta Cristina , puestos al servicio del los intereses del pueblo y la concreción de la Gran Patria Latinoamericana tantas veces postergada.



(1) Antonio Gramsci - Quaderni del carcere.

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